Desprenderse.

Nunca tuve afición por las cosas, por los sueños móviles que se desplazan junto a personas innombrables, para no tener que llegar a la pérdida, pero es inevitable. Aprendí a desprenderme de objetos, olvidar momentos, despedir personas, verlas partir; entre tantas cosas que he podido experimentar sin involucrarme demasiado.

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