Hacer desastre.

Como si la vida no importara uno va todo el tiempo haciendo desastres, siendo un desastre.
Lo que uno no cambia, parece, es volver siempre la mismo lugar, como queriendo desandar los pasos o buscando pisar las huellas que el viaje anterior dejó. Cualquiera que sea el caso lo que queda siempre es dejarlo al tiempo, porque tentar la suerte es jugar a los dados de dios en la mente de alguien.

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