Lección de vida.

¿Se puede decir adiós sin partir?

Digamos que tú lo hiciste, y no fue porque te retuviera, estás ahí porque quiero que te vayas. A veces como el mar, eres impredecible pero también transparente. A veces como el viento fresco y cálido pero lleva el polvo en su alma. Del mar las espumas, del viento el adiós sin fin. De mi vida de perro llevas las patas de perro siguiendo y lamiendo mi sombra. De tu alma perruna llevas el querer recorrer el mundo, al lado de otro, para enseñarme. Lección de vida que me das porque no la tomé a tu lado, porque nada tenías para enseñarme. Lección de vida que aprendo desde la distancia que no me das.

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