El cielo y otras desesperanzas.

Más que buscar lo que une el cielo y la tierra, me preocupa notar cómo algunos acentos son escandalosos, pero entre no usarlos y usarlas mol no media la mínima distancia, entonces estamos condenados a pequeños disparos de salva con cada palabra mal apuntada. En conclusión, esta torpeza mía me hace feliz con cada desatino y atentado contra la lengua, pues he creído, siempre, seriamente en lo que digo.

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