¿Por qué no "respuestas"?

La habilidad de preguntar no debe ser confundida con la fácil profesión de soltar las cuestiones con todos sus signos, pues, en ello se juega la vida sin correr riesgo uno mismo, es decir, si preguntar corresponde a vivir, responder sería morir una vida mientras se permanece; hasta cierto punto claro. En todo caso, una respuesta, en esta vida, se hace inolvidable -¿por qué no imperdonable también?- pues no sólo se lleva lo que ha sido, sino también lo que podría ser. Aunque de otro modo habría un algo que nos entregue a la distancia de lo que siempre se pretende. En fin, entre pregunta y respuesta, vida y muerte, existe una sonrisa cómplice que hace accesoria toda palabra… entonces, en este eterno abrazo, se hacen palabras con los dedos, con el cabello y las sombras, pero no importa, existe además esa mirada que deja en ambas direcciones todos los sentidos que se puede esperar.

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